sábado, 1 de junio de 2013

PARCIAL II . contenidos

TEJIDO CONECTIVO*
OBJETIVO
·         Describir las características generales del tejido conectivo y la estructura, localización y función de sus diversos tipos.
El tejido conectivo es el más abundante y distribuido más ampliamente en el cuerpo humano. En sus diversas for­mas, posee funciones también distintas: une, brinda sostén y fortalece otros tejidos corporales; protege y aísla a los órga­nos internos; divide estructuras en compartimientos, como los músculos; es el principal sistema de transporte del cuerpo (la sangre, un tejido conectivo líquido); es el sitio principal de depósito de las reservas de energía (tejido adiposo), y es la principal fuente de las respuestas inmunes

Características generales del tejido conectívo
El tejido conectivo se compone de dos elementos básicos, células y matriz. En general, la matriz consta de fibras y una sustancia fundamental, o sea el componente de un tejido conectivo que ocupa el espacio entre las células y las fibras. La ma­triz, que tiende a evitar que las células tengan contacto entre sí, puede ser líquida, semilíquida, gelatinosa, fibrosa o calcificada. Es usual que la secreten células del tejido conectivo y que de­termine las cualidades de éste. En la sangre, la matriz (que no secretan las células sanguíneas) es líquida; en el cartílago, es firme a la vez que flexible, y en los huesos dura e inflexible.
A diferencia del epitelio, el tejido conectivo usualmente no se encuentra en superficies libres, como el recubrimiento o revestimiento de órganos internos, revestimiento de una cavidad corporal o superficie externa del cuerpo. Sin embargo, las cavidades articulares están recubiertas por un subtipo de tejido, el conectivo areolar. Además, otra diferencia con el epitelio es que el tejido conectivo suele estar muy vascularizado, es decir, posee flujo sanguíneo abundante. Son excepciones a esta norma el cartílago, que es avascular, y los tendones, con poca irrigación sanguínea. Con excepción del cartílago, los tejidos conectivos se asemejan al epitelio en que poseen inervación.
En seguida se analizan con detalle los componentes del tejido conectivo.

 
Componentes del tejido conectivo
Células del tejido conectivo
Estas células se derivan de las embrionarias del meso­dermo, denominadas mesenquimatosas. Cada tipo impor­tante de tejido conectivo posee una clase inmadura de células, cuyo nombre termina en el sufijo -blasto, el cual significa bro­te. Estas células inmaduras reciben el nombre de fibroblastos en el tejido conectivo denso y laxo, condroblastos en el cartíla­go y osteoblastos en los huesos. Conservan la capacidad de di­visión celular y secreción de



* Tomado de Tórtora 9ª ed.

matriz que es característica del tejido al que pertenecen. Una vez que se produce la matriz en el cartílago y hueso, los fibroblastos se diferencian en células maduras, cuyos nombres terminan en el sufijo -cito, como los condrocitos y osteocitos. Estas células maduras tienen capaci­dad disminuida de división celular y formación de matriz, por lo que participan principalmente en el mantenimiento de esta última.
Las clases de células que integran los diversos tejidos conectivos dependen del tipo de tejido y son las siguientes (fig. 4.5):
1.    Fibroblastos, que son células grandes, planas y ahusadas con prolongaciones ramificadas. Se hallan en todos los tejidos conectivos y por lo regular son las más numerosas. Los fibroblastos emigran por el tejido conectivo y secretan las fibras y la sustancia fundamental de la matriz.
2.    Macrófagos o histiocitos, que se derivan de los monocitos, un tipo de glóbulos blancos. Tienen forma irregular con proyecciones cortas y ramificadas; pueden engullir bac­terias y desechos celulares por fagocitosis. Algunos son macrófagos fijos, es decir, se localizan en un tejido específico, como los alveolares en los pulmones o los espléni­cos en el bazo. Otros son macrófagos errantes, que va­gan por los tejidos y se reúnen en sitios de infección o inflamación.

FIG 4-6 Representación de las células y fibras presentes en el tejido conectivo

 
Ø  ¿Cuál es la función de los fibroblastos?

Células plasmáticas, pequeñas y de forma redonda o irregular, se desarrollan a partir de un tipo de glóbulos blancos, los linfocitos B. Las células plasmáticas secretan anticuerpos, los cuales son proteínas que atacan o neutra­lizan sustancias extrañas en el cuerpo humano. Es por ello que estas células son parte importante del sistema inmu­nitario del organismo.



1.    Aunque están en muchos sitios del cuerpo, residen principalmente en los tejidos conectivos, en especial del tubo digestivo y las glándulas mamarias.
2.    Células cebadas, son abundantes a lo largo de los vasos que distribuyen sangre en el tejido conectivo. Producen histamina, un compuesto que dilata los vasos sanguíneos de pequeño calibre como parte de la reacción del cuerpo a las lesiones o una infección.
3.    Adipocitos, también denominadas células grasas, constitu­yen tejidos conectivos celulares que almacenan triglicéridos (grasa). Se encuentran bajo la piel y alrededor de órga­nos como el corazón y los riñones.
4.    Glóbulos blancos, cuyo número no es significativo en el tejido conectivo normal. Sin embargo, en respuesta a cier­tos padecimientos, emigran de la sangre a los tejidos co­nectivos, donde su número aumenta considerablemente. Por ejemplo, el número de neutrófilos se incrementa en los sitios de infección, y el de eosinófilos, en respuesta a padecimientos alérgicos y parasitosis.

Matriz de tejido conectivo
Cada tipo de tejido conectivo posee propiedades singu­lares, debidas a la acumulación de materiales específicos de la matriz entre las células. Ésta deriva sus propiedades de una
sustancia fundamental líquida, sólida o en gel, que contiene fibras de proteínas.

Sustancia fundamental. Como antes se expuso, es el com­ponente de un tejido conectivo que se halla entre las células y fibras. Brinda sostén a las células, las mantiene unidas y cons­tituye un medio por el cual se intercambian sustancias entre la sangre y dichas células. Hasta hace poco, se pensaba que su función era principalmente la de un andamio inerte que daba sostén a los tejidos. Sin embargo, hoy se sabe con certidumbre que la sustancia fundamental desempeña una función activa en el desarrollo, migración, proliferación y cambio de forma de los tejidos, así como en sus funciones metabólicas.
La sustancia fundamental contiene una variedad de moléculas de alto peso, muchas de las cuales son combina­ciones complejas de polisacáridos y proteínas. Por ejemplo, el ácido hialurónico es una sustancia viscosa y resbalosa que mantiene unidas a las células, lubrica articulaciones y ayuda a conservar la forma del globo ocular. Al parecer, también par­ticipa en la migración de los fagocitos a través del tejido co­nectivo durante el desarrollo fisico y la reparación de heridas. Los glóbulos blancos, los espermatozoides y algunas bacterias producen la hialuronidasa, enzima que desdobla al ácido hialurónico y hace que la sustancia fundamental del tejido co­nectivo se vuelva acuosa. La producción de hialuronidasa permite que los glóbulos blancos se muevan por los tejidos conectivos y que los espermatozoides penetren el óvulo du­rante la fecundación. También explica la diseminación de las bacterias en los tejidas conectivos. El sulfato de condroitina es una sustancia gelatinosa con funciones de sostén y adherencia en el cartílago, el hueso, la piel y los vasos sanguíneos. La piel, los tendones, los vasos sanguíneos y las válvulas cardiacas con­tienen dermatansulfato, y los huesos, el cartílago y la córnea, keratansulfato. La sustancia fundamental también incluye proteínas de adhesión, las cuales se encargan de vincular entre sí los componentes de dicha sustancia y con las superficies de las células. La principal de estas proteínas en el tejido conectivo es la fibronectina, que une las fibras de colágena (que se analizan líneas abajo) con la sustancia fundamental, además de entre­lazarlas. Por añadidura, fija las células a la propia sustancia fun­damental.

         Fibras. Las fibras de la matriz brindan sostén a los tejidos conectivos ylesconfieren resistencia. Hay tres tipos de fibras en la matriz entre las células: de colágena, elásticas y reticulares.
Fibras de colágena. Existen al menos cinco tipos distin­tos; son muy resistentes a las fuerzas de tracción sin que sean rígidas, lo cual posibilita la flexibilidad de los tejidos. Estas fibras suelen estar dispuestas en haces paralelos entre sí (fig. 4.5). Tal disposición les brinda resistencia considerable. El componente químico de estas fibras es la proteína colágena, que es la más abundante del cuerpo, ya que equivale a casi 25% del total de proteínas. Dichas fibras forman parte de casi todos los tipos de tejidos conectivos, en particular hue­sos, cartílagos, tendones y ligamentos.
Fibras elásticas. Tienen diámetro más pequeño que las de colágena, se ramifican y unen a manera de red en el tejido. Estas fibras se forman por moléculas de una proteína llamada elastina y están rodeadas por una glucoproteína, la fibrilina, indispensable para la estabilidad de la fibra elástica. A causa de su estructura molecular singular, las fibras elásticas son re­sistentes y al mismo tiempo pueden estirarse hasta 150% de su longitud en estado de relajación sin romperse. De igual im­portancia es que las fibras elásticas puedan recuperar su forma original después del estiramiento, propiedad denomi­nada elasticidad. Las fibras elásticas abundan en la piel, pared de vasos sanguíneos y tejido pulmonar.
Fibras reticulares. Consisten en colágena y un re­cubrimiento de glucoproteína, sostienen la pared de los vasos sanguíneos y forman una red alrededor de las células adiposas, de las fibras nerviosas, de los músculos liso y estriado. Estas fibras, producidas por los fibroblastos, son más del­gadas que las de colágena y se ramifican en redes. AL igual que las fibras de colágena, proporcionan soporte y resisten­cia, además de formar el estroma o estructura de sostén de muchos órganos blandos, como el bazo y los ganglios linfáti­cos. Por añadidura, participan en la formación de la mem­brana basal.

Clasificación de los tejidos conectivos
Clasificar los tejidos conectivos puede ser una tarea difí­cil, en virtud de la diversidad de células y matriz, así como las diferencias en sus proporciones relativas. De tal suerte, el

agrupamiento de los tejidos conectivos en categorías no siempre es claro. En esta obra, se clasifican como sigue:
I. Tejido conectivo embrionario
A.    Mesénquima
B.    Tejido conectivo mucoso
II. Tejido conectivo maduro
A.    Tejido conectivo laxo
1.    Tejido conectivo areolar
2.    Tejido adiposo
3.    Tejido conectivo reticular
B.    Tejido conectivo denso
1.    Tejido conectivo denso regular
2.    Tejido conectivo denso irregular
3.    Tejido conectivo elástico
C.   Cartílago
1.    Cartílago hialino
2.    Fibrocartílago
3.    Cartílago elástico
D.   Tejido óseo
E.    Sangre
F.    Linfa
Debe destacarse que este sistema de clasificación incluye dos subcategorías principales de tejido conectivo, embriona­rio y maduro. El tejido conectivo embrionario se encuentra principalmente en el embrión, es decir, el ser humano en de­sarrollo desde la fecundación hasta el fin del segundo mes de gestación, y en el feto, cuyo crecimiento abarca del tercer mes de gestación al nacimiento.

Un ejemplo de este tejido que se halla casi de manera ex­clusiva en embriones es el mesénquima, a partir del cual se desarrollan los demás tejidos conectivos (panel 4.2ª). El mesénquima se compone de células de forma irregular, sustancia fundamental semilíquida y fibras reticulares finas. Otro tipo de tejido embrionario es el conectivo mucoso (gelatina de Wharton), situado sobre todo en el cordón umbilical. Este último tejido es una forma de mesénquima que contiene fi­broblastos muy dispersos, sustancia fundamental gelatinosa de mayor viscosidad y fibras de colágena (panel 4.2B).